Las bibliotecas deberán de reinventar sus espacios de aprendizaje

Entrega la UNAM Premio al Servicio Bibliotecario 2022

La ceremonia se realizó en el marco de la edición 43 de la FILPM

Alfredo Avendaño Arenaza, de la BUAP, fue el galardonado. Foto: Benjamín Chaires.

La Secretaría de Desarrollo Institucional y la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información realizaron la entrega del Premio al Servicio Bibliotecario Adolfo Rodríguez Gallardo 2022, que desde esta edición lleva el nombre de dicho bibliotecario, historiador y pedagogo universitario, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI).

El reconocimiento se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), que en su edición 43, distinguió por sus innovaciones en servicios y espacios a los recintos de consulta y lectura, a Alfredo Avendaño Arenaza, Director General de Bibliotecas (DGB) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Reconocimiento

Al dirigirse a la comunidad bibliotecaria del país, Patricia Dolores Dávila Aranda, secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM, indicó que el mencionado premio, al atribuírsele el nombre de Adolfo Rodríguez Gallardo (1942-2020), es también un reconocimiento a su trayectoria.

“No sólo fue uno de los fundadores del IIBI, sino él en su momento propuso este premio junto a Fernando Macotela, el cual reconoce el desarrollo de las bibliotecas de las instituciones públicas y privadas, sus nuevos servicios digitales, la innovación tecnológica, así como sus procesos de espacio y ambientes para comunidades y usuarios, además de su contribución a los objetivos de la Agenda 2030”, detalló.

En su oportunidad, Elsa Margarita Ramírez Leyva, directora general de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información, ahondó en la trayectoria y aportaciones de quien lleva el nombre de dicho premio y destacó que gozaba de un espíritu lector innato, crítico, observador, y de acciones desafiantes, “que nos ha dejado un legado de incalculable valor”.

“Vislumbró escenarios, los afrontó con valentía y decisión, por ejemplo, en los años 70 del siglo pasado, arrancó con la automatización de los libros adquiridos, lo que implicó cambios trascendentales a la postre, creó una novedosa modalidad de trabajo que derivó en el préstamo electrónico, toda una novedad en su momento”, comentó.

Añadió que elevó la calidad de los servicios de información y fortaleció la infraestructura tecnológica hacia la biblioteca y ejemplares digitales, lo que amplió el acceso a dichas fuentes, esto fue replicado hacia y por bibliotecas universitarias del país. “Fue un gran bibliotecólogo y ser humano, por eso su nombre distingue a este premio, y hoy coincide con la fecha de su natalicio”.

Correspondió a Fernando Macotela Vargas, director de la FILPM, ofrecer la presentación y bienvenida en la que también evocó a Rodríguez Gallardo, de quien dijo “extraña físicamente” por su entusiasmo permanente con quienes “estamos metidos siempre en los libros”.

Reinventar bibliotecas

En su oportunidad, Lilia Cedillo Ramírez, rectora de la BUAP, expuso que recibir este premio por vez primera, con el nombre de un ilustre universitario comprometido es un honor.

Asimismo, reconoció la trayectoria del bibliotecario premiado, sobre el cual comentó lo conoce desde que era usuaria de dicho recinto en su universidad.

“La llegada del maestro fue una luz, esa chispa que transformó las bibliotecas de nuestra institución, como usuaria lo digo, pero también como rectora; ha hecho que los recursos sean accesibles y funcionales, no sólo en nuestro campus central, sino en los regionales, y que tengan la misma calidad”.

Finalmente, Alfredo Avendaño Arenaza, director general de Bibliotecas de la BUAP y recipiendario del galardón, destacó que ha sido una de las más altas distinciones que ha recibido.

Recordó que de niño en Nochixtlán, Oaxaca, aguardaba que transcurriera el mediodía para recibir los periódicos del día, la lectura la hacía con su padre, quien junto a su madre le enseñó el valor de los libros como artilugios del saber y la gratitud como forma de vida.

“Empecé a dirigir la DGB de la BUAP a los 33 años, y tengo claro que las bibliotecas deberán de reinventar sus espacios de aprendizaje, es momento de dinamizarlos con luz, color e innovación, hagamos que las bibliotecas construyan comunidades”, concluyó.

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