Estudian sociedades en movimiento

Pospandemia, migraciones y derechos humanos, temas por desarrollar en el encuentro académico

Con temas como el orden global de la pospandemia y sus implicaciones en el regionalismo latinoamericano; discursos, instituciones y prácticas en la migración latinoamericana, y análisis crítico de los derechos humanos desde nuestra América, se desarrolla el XXVIII Coloquio Anual del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC).

En la inauguración del encuentro, la coordinadora de Humanidades, Guadalupe Valencia García, en un mensaje grabado, recalcó que el título del coloquio, “Sociedades en movimiento”, le parecía muy atinado. “En apariencia simple, nos permite identificarnos en algo de lo cual todos podemos tener certeza: que somos parte de sociedades en movimiento, que han sido, son y serán históricas”, y por ello precisamente siempre en movilidad.

“Lo son, asimismo, las cosmologías y cosmovisiones, y los conflictos bélicos declarados o subrepticios que tanta preocupación nos causan. También los derroteros del pensamiento político, el orden global, la pandemia y la pospandemia, los pueblos y los procesos políticos recientes, las diásporas, las migraciones, las relaciones entre países y regiones, así como sus múltiples derroteros.”

Las disputas intelectuales, las revistas y proyectos culturales, los futuros de la justicia y de los derechos humanos, las derivas intelectuales de nuestras formas de filosofar son también expresiones de nuestras sociedades en movimiento, detalló la coordinadora.

De ese modo, expresó su deseo de que el coloquio anual del CIALC, a efectuarse hasta el 2 de diciembre, se constituya en una semana de diálogo y encuentro fructífero que contribuya al fortalecimiento de lo que somos: colectividades de pensamiento que se nutren de palabras, ideas y argumentaciones que se enriquecen mutuamente, que son comunidades, también en movimiento.

Rubén Ruiz Guerra, director del Centro, recalcó que este coloquio cumple 28 años y se ha convertido en una tradición muy importante para la dependencia. Es así porque “la construcción de conocimiento siempre se ha basado en el diálogo, en la posibilidad y la capacidad de intercambiar ideas, de enriquecerlas y tener la posibilidad de compartir, aprender y enseñar”.

Un coloquio como este “es un espacio privilegiado para que dialoguemos y aprendamos unos de otros. Y en esta ocasión, su programa es sumamente interesante”, finalizó.

En la conferencia inaugural, Beatriz Colombi, de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, se refirió a “Los estudios latinoamericanos y el archivo”, y señaló que la memoria y su registro han sido temas candentes en las últimas décadas para las ciencias sociales y humanas, y han detonado el llamado “giro archivístico”.

Éste ha producido un cambio radical en el modo como solían considerarse los acervos documentales y materiales. De tenerlos como simples repositorios del pasado, lugares pasivos y asépticos, han adquirido otros caracteres inquietantes: de acuerdo con el pensamiento foucaultiano, el archivo no sólo almacena, sino que establece las condiciones de posibilidad del conocimiento.

La quema de libros, como la ordenada por los nazis en Alemania, en mayo de 1933, es un buen ejemplo de la estrecha relación que siempre hay entre la escritura y el Estado. El archivo está vinculado a lo faltante, con las desapariciones, lo desechado, los espectros, los fantasmas y los desentierros.

Por ejemplo, el Museo Nacional de Río de Janeiro, Brasil, enfrentaba grandes dificultades financieras debido a los recortes de presupuesto de la universidad de la que dependía; el 2 de septiembre de 2018 se produjo un incendio, que implicó la desaparición de 20 millones de piezas acumuladas durante 200 años de coleccionismo.

Fue el Estado el que desprotegió el museo y precipitó la tragedia: la destrucción de acervos bibliográficos, pictográficos, escultóricos es uno de los medios más eficaces y aleccionadores para ejercer el poder. “La falta de recursos de esa institución forma parte de una política neoliberal de descrédito en la ciencia, y esa fue la mecha para encender el siniestro”, opinó Colombi.

La experta expuso que la primera característica del archivo latinoamericano es su procedencia de una experiencia colonial; por eso en él siempre hay un resto, una exclusión que hace que revele su falta, más que su integridad. Ese archivo colonial imperial está integrado por documentos de diverso carácter: ordenanzas, leyes, relaciones, cartas, narrativas y crónicas que se constituyeron como instrumento de gobierno, información y vigilancia de la metrópoli sobre las colonias. “Desde luego, existía un estrecho lazo entre el acopio de documentos, el conocimiento y el poder colonial”.

Debido a que el archivo latinoamericano está cercado por agujeros, censuras, destrucciones y agresiones, la propuesta es articular tales remanentes en nuevos montajes, lo cual es una tarea pendiente para los investigadores, concluyó en el Auditorio Leopoldo Zea del CIALC.

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