Conversatorio en la Facultad de Psicología

Fundamental, la evaluación del desempeño docente

Permite identificar deficiencias pedagógicas y mejorar los modelos de enseñanza

Con el fin de aumentar la calidad académica y pedagógica en las aulas, así como mejorar la relación entre estudiantes y profesores, es necesario impulsar una cultura de la evaluación sobre el trabajo docente, con instrumentos más eficaces que permitan conocer con mayor claridad la opinión de la comunidad estudiantil, aseguró Marco Antonio Rigo Lemini, catedrático de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Durante el conversatorio Comisión de Evaluación del Desempeño Docente, pasado y presente en la Facultad de Psicología, el profesor universitario destacó que se requiere otorgar una mayor confianza y legitimidad a los mecanismos de evaluación y que toda la comunidad se acostumbre a evaluar y ser evaluada.

Agregó que un sistema de evaluación docente debe servir para que los resultados que de ella derivan se analicen y permitan entender mejor cómo están interactuando profesores y alumnos en las clases, y cómo estas interacciones son más productivas en términos de aprendizaje.

“Hay que impulsar una cultura evaluativa, en la que toda la comunidad, profesores, alumnos y autoridades estén dispuestos a evaluar y ser examinados. A evaluar con prudencia, moderación y ser examinados también con humildad y con sentido autocrítico. A nadie le gusta ser evaluado, pero no hay más remedio y a veces nos sirve para retribuirnos, elevar nuestra autoestima y en ocasiones, lo más importante, para darnos cuenta de que podemos mejorar.”

Añadió que aun cuando hay cierta polémica sobre qué hacer con los resultados de la evaluación del trabajo de los profesores, hay un acuerdo casi unánime de que dichos resultados deben traducirse en una tarea formativa y de mejora académica, a través de cursos, talleres, actividades de actualización y en consultas con los especialistas.

La evaluación docente también debe cumplir con una función responsabilizante de rendición de cuentas y de exigencia de responsabilidades. “Si el profesor no llega a la clase, llega tarde o siempre envía a los adjuntos, es importante que se sepa para reforzar la mejora docente, no sólo en lo formativo”.

Insistió en que, se puede tener un estupendo instrumento y un procedimiento óptimo para recabar datos sobre la opinión de los estudiantes, pero si los que participan en la evaluación no tienen confianza en ella, el instrumento óptimamente construido, desde el punto de vista psicométrico, servirá de muy poco.

Leydy Aleen Erazo Ñañez, especialista en modelos de evaluación educativa e integrante de la Comisión de Evaluación del Desempeño Docente de la Facultad de Psicología, subrayó que este tipo de evaluaciones, entre otras cosas, sirven como retroalimentación para hacer una revisión del estado que guarda la enseñanza institucionalmente y, al mismo tiempo, reflexionar sobre las prácticas para mejorar los aprendizajes de los estudiantes.

De igual forma, dijo, proporciona oportunidades de formación y actualización para esos docentes que se mantienen impartiendo clases por varios años.

“Tenemos mucha tarea por delante para seguir robusteciendo este sistema de evaluación y que sea de utilidad a la comunidad estudiantil y también para los docentes.”

Comentó que el diseño y contenido de la evaluación está basado en modelos de enseñanza efectiva, de tal manera que las acciones que se emprenden a partir de los resultados obtenidos cuentan con la evidencia de que existe un impacto real y una mejoría en los procesos de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes de educación superior.

María Elena Jaimes Pineda, jefa de la Unidad de Planeación de la Facultad de Psicología, enfatizó que el objetivo de toda evaluación docente debe ser el contribuir con información sistemática sobre la enseñanza, fomentando la reflexión de los profesores para avanzar en la mejora de procesos de enseñanza-aprendizaje.

Aseguró que el éxito de un sistema de evaluación docente depende de la calidad de éste, pero sobre todo de la participación responsable y comprometida de la comunidad estudiantil.

“Debemos generar una cultura de evaluación, y para eso los alumnos deben saber que este espacio no es ni de venganza, ni de alabar a un profesor; o sea, se tiene que dar una opinión objetiva para incidir en la mejora en la docencia respecto del trabajo colaborativo como un elemento de primer orden”, concluyó.

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