Inconformidad del Surxe
Hemos leído con preocupación la portada del último número de la Gaceta UNAM (https://www.gaceta.unam.mx/g20201112/) titulado “Obesidad, causa de alta morbilidad ante la Covid”. En este número, al abordar el tema de la obesidad se afirma, muy sorprendentemente, que “Dentro de cada cuerpo con sobrepeso hay un problema emocional”.
No hay duda de que en México la obesidad es un problema serio de salud pública que es importante atender. Sin embargo, pensamos que no es considerando a la obesidad como un problema individual, ni estigmatizando a la gente que “traga” y que “se atasca” como lo vamos a resolver. Si bien ésta es la línea que algunas instituciones públicas están siguiendo en este momento sobre el tema, nos preocupa que lo sea también de la UNAM.
En un contexto público en el cual la obesidad se ha estigmatizado y en el cual las personas gordas sufren diversos tipos de discriminación, nos llama la atención que el principal medio de comunicación de la Universidad Nacional, lejos de criticar esta interpretación del problema, se sume a ella. El artículo contribuye a alimentar los prejuicios hacia las personas gordas, a quienes se responsabiliza de su situación, asumiendo, de forma muy reduccionista, que la gordura responde siempre a problemas emocionales, que se pueden resolver con ayuda psicológica.
El problema es que el artículo trata la obesidad como un asunto de responsabilidad individual, culpando a las víctimas. Si bien hace alguna referencia a la industria alimentaria del país, incluye frases tales como que “es necesario crear mayor conciencia de la responsabilidad que cada quien tiene para cuidarse”, que la gente no debe esperar a tener 20 kilos de más para empezar a hacer algo; o bien que después de tener un “atracón de comida” las personas pueden desarrollar pensamientos disfuncionales.
Tal como considera Laura Contrera, coeditora del libro Cuerpos sin patrones, “Señalar a un niño o a un adulto gordo como una persona enferma basándose simplemente en el tamaño de su cuerpo es patologizar”. Desde diversos grupos activistas se ha sostenido que el peso o la talla de una persona poco dicen sobre su estado de salud, sus hábitos alimentarios, su modo de vida o sus problemas emocionales. Sólo el prejuicio o el odio leen esos cuerpos de una manera unívoca. De hecho, según un estudio de la Universidad de Londres, el 40% de los daños psicológicos derivados de la obesidad son causados por la discriminación social, discriminación a la que se ha sumado la Gaceta UNAM con su último número.
Nuestra universidad cuenta con especialistas y científicos sociales, de las ciencias médicas y de las ciencias de la vida que podrían haber alimentado este número de nuestra Gaceta con una interpretación que, sin dejar de estar dirigida a un público general, retratara el problema en sus varias y complejas dimensiones.
En otros medios de divulgación la obesidad es tratada cada vez más como un problema social, cuyo análisis requiere atender a los aspectos políticos, económicos, culturales y de salud del tema. Debe tomarse en cuenta, asimismo, a la desigualdad y a la pobreza como causas estructurales de la mala nutrición.
La gente merece respeto y cuidado, sea cual sea su tamaño, y sean cuales sean las razones de dicho tamaño. Por todo lo anterior, consideramos que la Gaceta UNAM debería retractarse, eliminar el artículo y mostrar más profesionalismo, particularmente en temas en los que la sobre simplificación reproduce sistemas de discriminación y, a su vez, revictimiza a las personas afectadas.
Atentamente,
Seminario Universitario Interdisciplinario
sobre Racismo y Xenofobia (SURXE) UNAM