Lidera la FI certamen norteamericano de ingeniería civil

Compitieron con otros 600 estudiantes provenientes de 28 universidades de diversos estados de la Unión Americana y de México

Fotos: cortesía Facultad de Ingeniería.

La UNAM se convirtió en la institución de educación superior más premiada de Norteamérica en ingeniería civil al ganar los primeros lugares del concurso regional de la American Society of Civil Engineers (ASCE) Texas 22, en las categorías de innovación, soluciones sustentables y puente de acero.

Los universitarios, integrantes del capítulo estudiantil de la ASCE, de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, en colaboración con alumnas y alumnos de las facultades de Arquitectura (FA) y de Química (FQ), obtuvieron las máximas calificaciones de los jurados por sus desarrollos vanguardistas y de corte social.

Además de lograr el primer puesto general en las tres competencias en las que intervinieron, los universitarios recibieron un total de nueve premios en subcategorías, por lo que la UNAM fue la institución más premiada durante el simposio.

Con el primer sitio, los estudiantes pumas tendrán la oportunidad de asistir a las finales internacionales de las tres competencias, y esta vez se medirán con sus contrapartes de todo el orbe. Dichas etapas se llevarán a cabo durante el 2022 en diferentes fechas y lugares en Estados Unidos.

Al respecto, Nelson Ariel Gómez Rojas, del noveno semestre de Ingeniería Civil, y presidente del Capítulo Estudiantil ASCE de la FI, dijo que tras cuatro años como participante en dichas competencias, “nuestro nivel comparado con las universidades de otros países es superior”.

“Esto porque aprovechamos la pandemia para crecer, conocernos y organizarnos. Nunca dejamos de trabajar, llevamos las clases a la par, y recibimos apoyo de los asesores hasta en fines de semana; eso nos posiciona como una de las mejores universidades a nivel mundial como capítulo estudiantil”, resaltó.

Puente de acero

La categoría student steel bridge competition consistió en diseñar, manufacturar y construir un puente de acero a escala, el cual debía ser estético, ligero, rígido, rápido de construir y sobre todo debía resistir una carga de poco más de una tonelada. Su diseño dio solución a una problemática real, que consistía en proponer un puente para que la vida silvestre pueda cruzar carreteras y reducir su colisión con vehículos.

El puente tiene que estar hecho totalmente de acero, construido en piezas como rompecabezas y armarlo en el menos tiempo posible, con la menor cantidad de personas, relató José Manuel Soberanes Sánchez, alumno de octavo semestre de Ingeniería Civil, y capitán de ese equipo.

“Ganamos, entre otras subcategorías, en eficiencia estructural y en costo de construcción. El puente resistió 14 veces su peso, más de una tonelada”, añadió.

Soluciones sustentables

El proyecto de soluciones sustentables consistió en diseñar una pequeña comunidad de 10 casas de transición. El principal desafío fue generar un sitio de alojamiento temporal para familias sin hogar, con elementos y prácticas sustentables para su edificación, además de ser capaz de contener el agua de una tormenta, proteger un ecosistema delicado y funcionar como una comunidad de transición en la que las familias puedan compartir responsabilidades, desarrollar habilidades y reintegrarse a la sociedad económicamente activa.

Nuestro proyecto Hopeland, dijo Juan Josué Méndez Espina, del sexto semestre de Ingeniería Civil, es un sitio en donde los recursos se aprovechan al máximo: captación y purificación de agua de lluvia, tratamiento de aguas grises con un humedal artificial, y generación de energías limpias provenientes de paneles solares, entre otros elementos, hacen de esta propuesta una solución sostenible y eficiente.

Entre otros beneficios, Hopeland produce tres veces la energía que consume, reduce el consumo de agua potable en hasta 80 por ciento, aminora las emisiones de CO2 al mínimo, es sumamente económico y tiene una vida útil de al menos 50 años.

Laura Mosqueda Brizuela, también de sexto semestre de Ingeniería Civil, remarcó el sentido social con que cuentan las viviendas. “Las personas a las que van dirigidas quizá nunca han estado en una comunidad, y por eso se recobra ese sentido de permanencia, de brindarles un hogar para que puedan reintegrarse poco a poco a la misma”.

En tanto, Naomi Jiménez Bastida, del séptimo semestre de Arquitectura, añadió que ubicaron en el centro del proyecto a las personas. “Tenemos una zona para infancias, espacios seguros, o personas mayores con los huertos; es destacable esa parte social que contiene”.

Innovación

El certamen de innovación es una categoría que tiene como propósito fomentar el desarrollo de innovaciones que respondan a los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas dentro del marco de las ideas del Future World Vision Project, Infraestructura Reimaginada.

“Nos desafía como alumnos”, indicó Uziel Yair Calvo Moreno del octavo semestre de Ingeniería Civil, buscar soluciones a largo plazo, abordar retos para las urbes del Future World Vision, que pone como base cinco tipos de ciudades: aquéllas fuera del planeta, las rurales, las congeladas, las flotantes y las megaciudades.

“En este caso nosotros tomamos como punto de referencia las megaciudades con más de 50 millones de habitantes. En nuestro proyecto tratamos de solucionar los futuros requerimientos que tendrán, principalmente la obtención de energía, alimentos y agua potable.”

En su oportunidad, Alejandro González Olvera, del sexto semestre de Ingeniería Civil, destacó que es una competencia que se enfoca en el largo plazo, y ahí recae su importancia.

“Nuestro sistema lleva una tendencia que se llama Net Zero, porque hay cero emisiones de CO2. Lo que se busca es equilibrar entre los recursos que consume nuestra construcción con lo que ésta pueda producir, pero incluso fuimos más allá, somos Billion Net Zero, es decir, nuestro sistema hará que el edificio sea un ente productivo.”

En tanto, Brenda Eugenia Monroy Coria, alumna del quinto semestre de la carrera de Química Farmacéutica Biológica de la FQ, indicó que fue todo un reto porque buscaron ser un centro de biorremedación de sistemas interconectados que funcionaran de una manera equitativa.

“Parte de mi labor era aportar sobre los megajardines, las plantas endémicas que nosotros buscamos y que colocaríamos en estos sistemas, además de la relación entre las bacterias y las plantas que requerimos.”

La propuesta denominada Binnizá (del zapoteco “gente que vive entre las nubes”) es un sistema de cinco unidades autónomas que se incorporan en los edificios para tratar el agua utilizada in situ, al mismo tiempo que genera energía eléctrica, produce alimentos, provee servicios ecosistémicos y fija grandes cantidades de CO2 en microalgas, plantas y vegetales.

Funciona con elementos biológico-productivos como fotobiorreactores, celdas de combustible microbianas y cultivos avanzados con micorrizas para crear una red interconectada de producción eficiente, la cual tiene como mayor consumo la luz solar, inmensas cantidades de CO2 de la atmósfera y aguas residuales del edificio para cumplir todas sus funciones.

Está diseñado para acoplarse a megaciudades con más de 50 millones de personas, en ciudades flotantes del futuro y en aquéllas con condiciones climáticas extremas.

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