Los Estados quebrantan derechos humanos por acción u omisión

“El conjunto de prerrogativas sustentadas en la dignidad humana [...] son un prius del ordenamiento jurídico, anteceden a la ley”, señaló Enrique Gil Botero

El secretario general de la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos. Foto: Víctor Hugo Sánchez.

Los derechos humanos (DDHH) están siendo quebrantados por nuestros Estados por acción u omisión, lo que genera un problema serio desde el punto de vista del derecho, indicó el ministro Enrique Gil Botero, secretario general de la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos.

Por ello, continuó el jurista colombiano, “estoy convencido de que una de las materias más importantes en este momento es la responsabilidad contractual de los Estados, en la medida en que los DDHH se han ido configurando como el evangelio de la cultura contemporánea”.

Dicho evangelio, acotó, “nos señala la existencia de una cierta poesía en la situación de los derechos humanos que se vuelve triste y dramática cuando vemos a un joven que en el ejercicio de su derecho a la protesta se expone frente a un tanque, por ejemplo”.

Asimismo, señaló, los sucesos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial derivaron en una pérdida de confianza hacia la autoridad y demostró que podía estar al servicio de la barbarie y, al mismo tiempo, representar una toma de conciencia frente a la imperiosa necesidad de hacer leyes y constituciones fundamentales, que limitaran al poder omnipotente de los Estados.

Al dictar la conferencia magistral Derechos Humanos y Justicia, organizada por la Facultad de Derecho (FD), Gil Botero Foto: Víctor Hugo Sánchez. mencionó que los derechos humanos “se han convertido en el grito de los oprimidos, de los explotados, de los desposeídos, en una especie de ley imaginaria y excepcional para quienes no tienen nada más de donde asirse, y no son producto de la legislación, sino todo lo opuesto a ella.

Dijo que el conjunto de prerrogativas sustentadas en la dignidad humana no dependen del reconocimiento de los gobiernos en turno, pero tampoco de la ley positiva, “son un prius del ordenamiento jurídico, anteceden a la ley, de ahí que no podrán sustraerse quienes violenten los DDHH en ningún espacio geográfico ni momento de la historia, porque pertenecen al ser humano per se, así como la dignidad de la que hablan todas las constituciones”.

En el Auditorio Benito Juárez de la entidad universitaria, destacó que la razón de ser del Estado son los ciudadanos, “y cuando traiciona precisamente esa cuota de libertad, debe haber consecuencias; es decir, como señalan los franceses, el que quiebra los vidrios, los paga”.

En presencia de José de Jesús Orozco Henríquez, integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, y del director de la FD, Raúl Contreras Bustamante, expuso que en la región latinoamericana se ha generado un diálogo entre jueces nacionales e internacionales que permite el diálogo commune interamericano; es decir, un derecho comunitario inspirado sobre principios y valores que son parte de nuestra identidad latinoamericana.

Con las constituciones anteriores, abundó, se rendía culto a la ley, hoy el ciudadano y los futuros abogados ya no se someten a la rigidez del código civil, sino que miran con una visión esclarecedora de la constitución, de las normas convencionales, en un espectro mucho más allá de la ley.

Los hechos han demostrado una insuficiencia en los sistemas legales y en las constituciones de nuestros países para abordar y enfrentar problemas de violación de DDHH y reparación de los mismos, es necesario considerar que el juez está sometido al control de legalidad, constitucionalidad y convencionalidad, lo que ha hecho más difícil el ejercicio del derecho, pero también más profundo, dignificante y extraordinario.

Resaltó la necesidad de ir hacia una serie de principios, como la dignidad, solidaridad, compasión, tolerancia, protección y garantía del derecho a la igualdad y de la antijuridicidad del daño. Hoy hay un derecho viviente que trasciende la rigidez cadavérica de la ley, los Estados no sólo deben responder a los cánones del ordenamiento constitucional interno, sino también a las normas y estándares de los organismos supranacionales, “en esa convencionalidad que no es nueva, siempre ha existido”.

En definitiva, estamos transitando hacia un sistema interamericano integrado por un control de convencionalidad, lo que está forjando progresivamente un auténtico jus constitutionale interamericano como un núcleo sustancial e indisoluble para preservar y garantizar la dignidad humana a los habitantes de la región, cuyos tres pilares: derechos humanos, Estado de derecho y democracia constituyen un instrumento eficaz en la construcción de ese derecho común.

También estuvieron en la conferencia Ricardo Rojas Arévalo y Trilce Ovilla Bueno, secretario general y coordinadora de Vinculación Internacional de la FD, así como Carlos Rodríguez Campos, rector del Instituto Mexicano de Victimología, y Roberto Villaseñor Aceves, secretario general de la Conferencia Internacional de la Comunidad Universitaria.

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