“Madres y padres de familia: promotores de hábitos lectores en niños y niñas”

Leerles en casa a los niños y niñas no sólo es garantía de que aprenderán a leer y escribir con mayor facilidad, sino también de que tendrán éxito escolar y menos probabilidad de que desarrollen dificultades académicas en el futuro, consideró Carime Hagg Hagg, académica de la Facultad de Psicología (FP).

La psicóloga educativa por la UNAM destacó que una condición importante para el éxito escolar es aprender a leer y escribir. Sin embargo, más de 80 por ciento de las consultas son por problemas relacionados con lectura y escritura.

Recalcó que los pequeños que tempranamente aprenden a leer y escribir sin dificultad, tendrán mejor pronóstico y desarrollo escolar en general.

La también especialista certificada en lectoescritura por la Universidad Estatal de California, San Bernardino, Estados Unidos, dijo que para que los niños aprendan a leer y escribir se requiere que hayan desarrollado el lenguaje oral, ello les permitirá mejorar su comprensión lectora y desarrollar un mejor vocabulario.

Como parte de la conferencia “Madres y padres de familia: promotores de hábitos lectores en niños y niñas”, organizada por la FP, destacó que papás y mamás no son los maestros, la enseñanza de leer y escribir corresponde a éstos, mientras que papás y mamás deben disfrutar a sus hijos y no impedir que la lectura en casa sea grata y divertida.

Carime Hagg Hagg destacó la necesidad de darles la oportunidad a los niños de que tengan contacto con tantos libros o textos como sea posible, en librerías, bibliotecas, ludotecas, museos, entre otros sitios. “En la medida en que se promueva el lenguaje oral en casa el vocabulario de los niños será mucho más amplio”.

Indicó que de acuerdo con un estudio realizado en niños de cuatro y cinco años, antes de su ingreso a la escuela, divididos por nivel socioeconómico y cultural, se encontró que aquellos en condiciones desfavorables tenían un vocabulario aproximado de 600 palabras, mientras que aquellos que eran estimulados hacia la lectura por sus padres, tenían un vocabulario de 2,100 palabras, “casi cuatro veces más que los primeros, ello implica que en la medida en que se promueva el lenguaje en casa, el desarrollo del mismo en la infancia será mucho más amplio”.

Mientras que, luego de un año de acudir a la escuela, los niños con menor vocabulario lograron incrementar su léxico en cinco mil palabras, gracias a la convivencia con otros pequeños, al trabajo de los docentes y al contacto con libros, “la escuela promueve y ayuda al desarrollo del lenguaje oral de los niños”.

Consideró que el desarrollo del lenguaje oral contribuye a que los infantes aprendan a comunicar sus ideas, desarrollen su comprensión lectora, asimilen nuevas palabras y amplíen su vocabulario; tengan razonamientos de alto nivel y una escritura mucho más completa y correcta.

Planteó que para ayudar a los niños a desarrollar el lenguaje oral los papás deben ser un modelo de léxico para los pequeños y usar las palabras correctas en el contexto correcto, que participen en las conversaciones de los adultos, “no les causaremos traumas permanentes si escuchan una plática de adultos relacionada con inflación, votaciones, política, contaminación, etcétera, aunque no lo comprendan todo por completo, es importante que escuchen términos que les permitirán desarrollarse mejor”.

Apuntó que es necesario reservar tiempos especiales para leer y releer, los niños deben aprender a disfrutar y a apreciar la lectura y no verla como un castigo, la literatura infantil les comunica ideas de las que aprenderán y ganarán muchas cosas. “Es importante la experiencia de tener a mamá, a papá, a un hermano mayor o a alguien que cálidamente los acerque a la lectura y les muestre que es una experiencia de placer que, además, sirve para algo”.

Por otra parte, señaló que para los infantes los libros son fáciles de leer si tienen poco texto, cuentan con ilustraciones de apoyo y patrones repetitivos del lenguaje (cosas que se dicen y se vuelven a decir), contenidos no tan literarios sino familiares o conocidos para ellos, si esas son las características de la literatura que se brinda a los pequeños probablemente lo leerán por sí mismos.

Finalmente, apuntó que los niños y las niñas deben comprender que la lectura es parte de la experiencia cotidiana y que leemos para obtener información que puede ayudarnos a resolver problemas e informarnos para tomar decisiones. “No importa la edad de los hijos e hijas, nunca es demasiado temprano para leer con ellos y brindarles una experiencia cercana y cálida con los libros”.

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