Actor nominado por El norte sobre el vacío

Raúl Briones, egresado del CUT, busca un tercer Ariel

La UNAM y el Centro Universitario de Teatro fueron el nacimiento y la consolidación de sus primeras ideas creativas y artísticas

Foto: cortesía Talent on the Road.

Fue en un pequeño pueblo de San Cosme Xaloztoc, estado de Tlaxcala, donde Raúl Briones conoció la actuación, al ser un adolescente deseoso de averiguar más y poder convertir su nueva fascinación en una carrera, se acercó al Centro Universitario de Teatro (CUT). “Cuando descubrí la actuación, tampoco es que tuviera muchos referentes culturales o intelectuales como para saber cuántas escuelas de este tipo y opciones existían, apliqué al Centro con una fe ciega, casi fanática“, recuerda el histrión.

Casi han pasado 20 años desde que Briones ingresó al CUT –“es un semillero superespecializado en materia de actuación”– y ahora busca ganar su tercer Ariel, el premio más importante que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, tras ser nominado por su trabajo como “Guzmán” en El norte sobre el vacío (2022), dirigida por Alejandra Márquez, algo que asegura no habría sido posible sin su paso por la Universidad Nacional.

Agradecimiento

“Soy una persona muy agradecida con la educación que me ha tocado, a pesar de todas las carencias, las inconsistencias y las incongruencias que conlleva la historia de nuestra educación pública en México. Fui educado en la escuela pública, por lo tanto tengo un profundo agradecimiento con la misma, la amo, la publicito porque me parece fundamental para el desarrollo de un país. Es lo único que me permitió tener una pequeña movilidad social y conocer a otras clases sociales, estar sentado en mesas donde nunca lo hubiera estado”, comenta Raúl Briones.

“Disfruté cada uno de los días que permanecí en el Centro Universitario de Teatro, a mis maestras y mis maestros, aunque no estuve de acuerdo con todas y con todos; pero eso no partía de un prejuicio, ni de una preconcepción de las cosas, sino de un estar presente, según lo que a mí me vibraba como artista. Pensar en la UNAM es rememorar el nacimiento y la consolidación de mis primeras ideas creativas y artísticas”, añade.

La primera vez que Briones ganó el Ariel fue en la categoría de Mejor Coactuación Masculina por su interpretación de “El Bernie” en Asfixia (2019), de Kenya Márquez. Su segunda nominación y triunfo, ahora como Mejor Actuación Masculina, llegó un par de años después con Una película de policías (2021), dirigida por Alonso Ruizpalacios, un proyecto significativo para su carrera por los riesgos temáticos y estéticos que tomó la producción.

“En Una película de policías esperaba la nominación, no por una cuestión egocéntrica o por sentir que ya tenía todos los pelos de la burra en la mano, sino por la calidad de la cinta, que a la par de ser un documental y una ficción era una exploración alrededor de la creación de personajes y la metodología actoral en México. Ese filme llevaba varios temas importantes en torno a la representación, el personaje y su concepción desde el punto de vista institucional, y la construcción de ese personaje dentro de un documental. Había muchos elementos para discutir acerca de la actuación.”

Sin embargo, a diferencia de ese proyecto, el reconocimiento obtenido por El norte sobre el vacío fue una sorpresa, porque el histrión sólo aparece en unas cuantas escenas: “sé que existe esta máxima de que no hay personajes pequeños, sino actores pequeños, pero fue una sensación muy grata. Cuando leí el guion me pareció formidable, increíble lo que hacían ella y Gabriel Nuncio –coescritor del libreto–”, agrega Briones.

“Está basado en la historia de don Alejo, un hombre del norte que defendió sus tierras del crimen organizado. Yo veía un Guzmán que hablaba de un sector de la sociedad que me importaba a mí en torno a la apología del narcotráfico, porque le dije a Alejandra que no estaba tan convencido de querer interpretar un personaje que sólo sea un narco. Ella me contestó que buscaba lo contrario, humanizar desde un punto de vista en el que entiendas de dónde vienen estos sicarios, cómo se volvieron carne de cañón que sólo es usada como brazo armado; no son los estrategas, los grandes sicarios o los juniors del narco, sino gente de a pie, generalmente personas de bajos recursos, desprovistas de cualquier cobijo del Estado, que han sido abandonadas durante décadas. De repente llega el narco y encuentra estas juventudes tan desvalidas y les ofrece una alternativa a la opresión que siempre han experimentado”, subraya el actor respecto al universo de su personaje.

Guzmán es clave para el mensaje de la producción, considera Briones, porque a través de él se nos permite ver “al verdadero enemigo: a veces hablamos de un sistema, de un patriarcado o del capitalismo, y son entidades tan abstractas, tan poco asequibles, que es importante identificar a qué nos referimos cuando mencionamos al narco, al sistema; y, en este caso en específico, esos otros malos son el verdadero sistema, no son quienes vienen a discutir: no hay diálogo porque éste es la detonación de un arma de alto calibre”.

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