Transparencia y derecho a la información, práctica constante a la que debemos habituarnos

Las leyes en la materia han permitido reducir la brecha que existe entre la información en manos de las autoridades públicas y aquélla accesible a los ciudadanos

Jacqueline Peschard Mariscal y Carola García Calderón.

Al inaugurar el Foro la ruta crítica para el rescate de la transparencia. Un trayecto de dos décadas, la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Carola García Calderón, manifestó que la importancia de la transparencia radica en que permite robustecer la democracia moderna, tiene un efecto directo en lo que vive la ciudadanía, en su cotidianidad, en la mejor toma de decisiones, en exigir sus derechos y, por lo tanto, en mejorar su calidad de vida.

Durante su participación en la actividad académica conmemorativa por los 20 años de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental (LFTAIPG), la también investigadora y docente universitaria enfatizó que aun cuando se registran avances trascendentes en la materia, también se constata que no es una práctica sostenida por la sociedad, además de las resistencias desde los grandes poderes.

En la Sala Fernando Benítez de esa entidad académica, la coordinadora del Seminario Universitario de Transparencia de la UNAM, Jacqueline Peschard Mariscal, mencionó que la transparencia se ha constituido en un valor social “pero también lo que necesitamos es saber qué tanto se ha convertido en una parte del quehacer cotidiano, y de una cultura que guía las acciones de los servidores públicos, sobre todo”.

Las leyes en la materia permiten saber y conocer qué hacen en los gobiernos y, principalmente, en qué gastan los recursos, razón por la cual es referente claro cuando se propone una reforma legal o se elabora una política pública, indicó la especialista universitaria.

Al cumplirse dos décadas de la primera (LFTAIPG), subrayó, podemos afirmar que hemos logrado contar con una sólida legislación en la materia que ha permitido reducir la brecha que existe entre la información en manos de las autoridades públicas y aquélla accesible a los ciudadanos. Sin embargo, a lo largo de estos años, hemos ido perdiendo el entusiasmo por la transparencia porque, en buena medida, se ha burocratizado. Además, los avances en las tecnologías de información que fueron indispensables para impulsarla inicialmente; han dado pie a una multiplicidad de bases de datos que ya no constituyen documentos a quienes originalmente la legislación buscó dar acceso.

Por otra parte, agregó, la normatividad ha experimentado un trayecto de “nacionalización”, orientado a homologar los marcos legales e institucionales en la federación y las entidades federativas para contar con un piso común en todo el país. Empero, esa tendencia no se ha hecho cargo de las diferencias en recursos y capacidades técnicas que poseen los institutos encargados de garantizar la transparencia y el acceso a la información pública en los distintos ámbitos del país.

En este contexto, este foro está orientado a reflexionar sobre lo que hemos ganado socialmente en transparencia y acceso a la información y los grandes desafíos a los que nos enfrentamos para darle nuevo relieve a la transparencia. El objetivo es discutir cómo se pueden traducir buenas leyes en buenas prácticas que contribuyan a edificar una auténtica cultura de la transparencia en los distintos ámbitos de nuestra vida pública, detalló.

Antes, Carola García Calderón refirió que la transparencia y el derecho a la información son un ejercicio constante del día a día, a lo cual tenemos que acostumbrarnos.

“La transparencia requeriría estar muy metida en nuestra vida cotidiana, ser parte de un ejercicio al que tendríamos que irnos habituando y del que debemos hacer uso cada vez con mayor frecuencia”, subrayó la académica universitaria.

“Los institutos dedicados a la transparencia y al acceso a la información, como órganos autónomos, son quienes desempeñan una función importante en la defensa del derecho de la ciudadanía a estar informados; no obstante, recolectar el fruto de su labor implica retos compartidos tanto de actores políticos, medios de comunicación, como de ciudadanos e instituciones”, concluyó.

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