El envejecimiento de la población, tendencia global

Entre los factores para que así ocurra están el aumento en la esperanza de vida y la disminución en las tasas de natalidad

El envejecimiento de la población es una tendencia global impulsada por una combinación de factores, incluido el aumento de la esperanza de vida y la disminución de las tasas de natalidad. Según la Organización Mundial de la Salud, para el año 2050 se espera que el número de personas mayores de 60 años se duplique, alcanzando los dos mil millones a escala mundial, quienes requerirán atención, ya que la necesidad de cuidados se enfatiza en la última etapa del ciclo vital, señalaron expertas en la UNAM.

En el Segundo Seminario Permanente sobre Necesidades y Problemas Sociales en México: Trabajo de Cuidados en Contextos de Desigualdad Social, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), su docente, Cecilia Zaragoza Pérez, recalcó que el tema del cuidado implica contar con servicios de salud y asistencia para ese sector de la población.

Al ofrecer más cifras, dijo que de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México 2021, en el país la población de 53 años y más alcanza los 25.9 millones de personas, de los cuales 54.4 %, 14.1 millones, son mujeres, y 45.6 %, 11.8 millones, son varones. Del total, 54.6 % habita en localidades de menos de 100,000 habitantes.

El estudio también señala que los adultos mayores tienen un nivel bajo de escolaridad; la mayoría tiene entre uno y seis años, es decir, sólo han cursado educación básica, agregó la experta en el conversatorio dedicado al tema de Cuidados a las personas mayores: de un asunto privado a una necesidad pública.

En la sesión virtual, la universitaria mencionó que en México había 819 instituciones que atienden a personas adultas mayores, asilos y otras residencias, de las cuales 85 % corresponde al sector privado y sólo 15 % son del sector público, de acuerdo con información, publicada en 2018 del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas.

Ahí se incluyen casas de cuidado de día, casas hogar, albergues permanentes y algunas otras instituciones, como hospitales, pero éstos últimos son mínimos, aclaró la experta.

La también profesora del programa de Maestría en Trabajo Social de la UNAM, refirió que todas las entidades de la República cuentan con asilos y otras residencias, públicas y privadas. Sin embargo, del total de instancias privadas, 64 % se ubican en nueve estados: Jalisco, Ciudad de México, Nuevo León, Chihuahua, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán.

Para 2022, ya eran alrededor de 1,050 instituciones de atención, pero la proporción seguía siendo prácticamente la misma: 90 % de privadas y 10 % del gobierno, informó.

Karla Adriana Hernández Morales, especialista en Trabajo Social en modelos de intervención con adultos mayores por la ENTS, reiteró que hay que tener en claro que la necesidad de cuidados se enfatiza en la última etapa del ciclo vital.

A lo largo de nuestra vida, detalló, “de manera intermitente necesitamos de la asistencia, el cuidado, el apoyo y la compañía de otras personas, pero cuando llegamos a la última etapa, esas necesidades se exacerban, independientemente del tipo de envejecimiento que vayamos a presentar”.

Hoy se viven muchos más años, pero eso viene acompañado de padecimientos crónico-degenerativos. En cualquier caso, esa necesidad se enfatiza por motivo de enfermedad, o porque con el avance de la edad presentamos vulnerabilidad, fragilidad y exposición a riesgos, como el aislamiento o soledad no deseados.

En la actualidad, a las vejeces, la mayoría de las veces las cuidan las mujeres, en casa; pero no sólo eso, se cree que el cuidado es únicamente un acto de amor. Pero al percibirlo como un acto que nace del vínculo afectivo se reduce la posibilidad de pensarlo como un trabajo y, en consecuencia, de recibir una remuneración.

El cuidado como deber moral plantea “asumir que los seres humanos no somos iguales, en cuanto a nuestras autonomías. Tanto la persona que da como la que recibe el cuidado se deben autorrealizar en cuanto a sus propias capacidades”.

A futuro, el tema debe ser un proyecto, no una problemática; se requiere un cambio de paradigma cultural, es decir, que los hombres compartan esta responsabilidad, concluyó Karla Adriana Hernández.

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