Leonardo Solís Rodríguez cursa el noveno semestre de la licenciatura en Física

Estudiante de Ciencias, primer lugar del Quantum Hackathon Latam 2025

Participó con un proyecto que redujo a cero el uso de diésel en microrredes, combinando soluciones clásicas y cuánticas

Al ganar el concurso tiene la posibilidad de asistir a más encuentros. Foto: Facultad de Ciencias.
Leonardo Solís Rodríguez, estudiante de noveno semestre de la licenciatura en Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, vivió una de las experiencias más intensas y enriquecedoras de su trayectoria académica al formar parte del equipo ganador del Quantum Hackathon Latam 2025, realizado en Montevideo, Uruguay.

El encuentro, impulsado por la Universidad de Montevideo junto al Open Quantum Institute, y con el auspicio de Microsoft, reunió a 80 participantes de 10 países para desarrollar soluciones basadas en tecnologías cuánticas orientadas a tres Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El camino de Leonardo Solís comenzó con su interés en una convocatoria difundida en redes sociales y terminó con un proyecto que redujo a cero el uso de diésel en microrredes, combinando soluciones clásicas y cuánticas.

“Fue una experiencia increíble. Viajar por varios países de Latinoamérica y conocer Uruguay fue, sin duda, de lo más grato del proceso. Pero lo más enriquecedor fue trabajar con personas de toda la región y constatar que hay muchísimo talento en Latinoamérica. Formar parte del equipo ganador fue un sueño. Sinceramente no lo esperábamos; nos tomó por sorpresa. Todas las desveladas y el esfuerzo valieron completamente la pena”, explicó a su regreso a México.

Indicó que el reto en el concurso se denominó optimización de microrredes. “Básicamente, se trata de decidir cómo distribuir energía en pequeñas redes eléctricas considerando múltiples objetivos: buscar la energía más barata y limpia, además de cuidar la integridad de las líneas, entre otros factores. Es un problema de optimización múltiple, porque varios objetivos se contradicen entre sí”.

Dentro del equipo en el que participó su “rol fue el de investigación científica. Propuse dos papers recientes –uno con solución cuántica y otro con solución clásica– que se convirtieron en la base de nuestro proyecto. El reto fue combinarlos, ‘pegarlos’ de manera coherente… y funcionó: logramos reducir a cero el uso de diésel, bajamos costos y nuestro algoritmo corrió exitosamente en simulación”.

Como estudiante de Física de la UNAM, saber mecánica cuántica fue clave, aseguró.

“En la licenciatura llevamos dos cursos fundamentales que te dan una comprensión profunda de los fenómenos cuánticos. Para aprender computación cuántica necesitas esa intuición sobre la ‘extrañeza’ de lo cuántico; sin ella, es muy difícil entender los algoritmos.

También destacaría las habilidades analíticas que desarrollamos en la carrera. El programa académico te exige resolver problemas difíciles todos los días, y eso te prepara para enfrentar retos complejos como los del hackathon”.

Leonardo Solís, dijo que el mayor desafío fue enfrentar esos conocimientos con la formación del resto de los equipos. “No sólo comparas formaciones académicas, sino perspectivas de trabajo. Hay quien quiere priorizar el tiempo, otros la investigación profunda. Llegar a consensos no siempre es fácil, pero al final, con personas de Ecuador, Perú, Argentina, Panamá, Uruguay o Brasil me di cuenta de que compartimos un mismo espíritu. Trabajar con un equipo tan brillante fue un verdadero placer”.

Consideró que lo más complicado fue encontrar un problema que realmente necesitara de computación cuántica. Algunos equipos lograron soluciones cuánticas eficientes, pero la ventaja cuántica era mínima.

En cambio, en su equipo, pasaron tiempo identificando un problema donde esa ventaja fuera decisiva. “Llegar a ese consenso fue difícil, y luego convertir esa solución en algo escalable y robusto también representó un desafío”.

Después del intercambio y experiencia, Solís Rodríguez opinó que la computación cuántica es un campo muy emocionante, lleno de oportunidades y aún muy nuevo.

“Lo que más se necesita hoy son científicos capaces de distinguir con objetividad qué sí puede hacer la computación cuántica y qué no. Es fundamental entender sus limitaciones y sus usos reales. El panorama es prometedor, pero siempre debemos mantener un escepticismo sano”.

Una vez que vivió ese reto internacional invitó a más estudiantes a lanzarse a estas oportunidades. “Que se avienten. Son experiencias increíbles. Yo no hubiera podido ir sin el apoyo de la Facultad, y gracias a ello conocí naciones como Perú, Brasil y Uruguay. Además, al ganar el concurso, ahora tenemos la posibilidad de asistir a más encuentros: la siguiente edición será en Costa Rica y después en Abu Dhabi. No desaprovechen las oportunidades que les brinda la Facultad. De verdad pueden cambiar su vida”, concluyó.

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