La esclavitud en México no fue sólo de africanos

Diálogo en torno a la exposición El cuerpo es más grande que la historia, del Museo del Chopo

Foto: Museo del Chopo.

La exposición El cuerpo es más grande que la historia, que se mantiene abierta hasta el 13 de agosto en el Museo Universitario del Chopo, fue el motivo de un diálogo entre su creador, el artista huasteco Noé Martínez, y el académico e investigador Andrés Reséndez, autor del libro La otra esclavitud. Historia oculta del esclavismo indígena.

La muestra tiene como centro el trabajo de archivo y de textos poéticos de Martínez en los que indaga sobre procesos de esclavitud y genocidio en la época colonial. Su propuesta es vincular las circunstancias de personas esclavizadas en el pasado con el racismo, la discriminación y la explotación que hasta el día de hoy padecen individuos y grupos vulnerables en nuestro país.

Reséndez, profesor-investigador de la Universidad de California, en Davis, habló sobre el fenómeno que denomina “la otra esclavitud”, la que practicaban los indígenas. “Cuando hablamos de esclavitud aquí y en otras partes del mundo pensamos en la de africanos. Esto es lo que vemos en películas y leemos en las novelas. Está otra que se conoce menos, pero es un tema que ha generado gran interés en la comunidad académica, y más allá de ésta empieza a ventilarse”.

“La esclavitud de indígenas –continuó– no es una invención europea. Antes de la llegada de los españoles a América estaba inmersa en contextos culturales muy específicos. Sabemos, por ejemplo, que en el centro de México se hacían cautivos para luego sacrificarlos. También que los arreglos matrimoniales entre élites indígenas involucraban el intercambio de esclavos.”

“Esta otra esclavitud ocurre también en el Caribe, donde los españoles se asientan en torno a esa gran isla que ahora comparten República Dominicana y Haití, a la cual se le conoce como La Española. En ella se hallan depósitos de oro y surge una primera gran oleada de esclavismo.”

Luego de aportar más datos históricos sobre el tema, Reséndez mencionó que en su trabajo de investigación se propuso escribir una historia de la esclavitud indígena en México en el siglo XVI, pero al momento de seguir indagando se dio cuenta que lo mejor sería tratar de hacer un bosquejo del fenómeno más general. Entonces, lo que terminaría escribiendo es un libro para mostrar una crónica que se mueve y empieza en el Caribe y acaba en lo que ahora es el sur de Estados Unidos, el tránsito de este impulso esclavista.

Reséndez consideró que el fenómeno de la esclavitud de indios es un producto de nuestro interés actual por la explotación humana, el tráfico de gente y la llamada nueva esclavitud, que como vemos no es tan nueva, sino ya bastante vieja. Señaló que hay otros historiadores que investigan la esclavitud indígena, un tema candente que está generando mucho interés, tanto así que es un espacio académico en expansión.

Experiencia onírica

Por su parte, Noé Martínez relató que para él fue muy importante darse cuenta de que sus ancestros fueron esclavos traficados a través del puerto del Pánuco. “Eso era lo que se gestaba dentro de mi propio imaginario. Me enfrento a una pequeña pista documental que es la experiencia onírica, lo que me da certeza. Durante gran parte de mi vida tuve una pesadilla recurrente: me hallaba dentro de un barco junto con más personas amarradas, todos caminando por un muelle. Aquello me hacía sentido y no. Me percaté que para mi comunidad la información que se desprende del mundo onírico es un método de conocimiento”.

Explicó que, de alguna forma, lo onírico fue un primer cajón que abrió para su investigación, “lo cual me llevó a pensar que mi cuerpo era también un archivo. Estaba abriendo en mí una serie de cajones que imaginaba de la misma manera como abro y empiezo a ver los archivos históricos en los documentos escritos”.

El graduado de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda trabaja con el legado de los pueblos originarios y la historia colonial para visibilizar problemas sociales del México contemporáneo. Se adentra en el lenguaje, la identidad, los procesos de lucha y reivindicación de las comunidades indígenas como temas recurrentes para crear su obra a partir de la investigación etnográfica, el trabajo de campo y el estudio.

En referencia a lo que dio pie a su obra expuesta en El Chopo, mencionó que “habría que reelaborar la historia, ir alimentándola, cuestionarla reestructurando y desmantelando, volviendo a pegar los fragmentos para entender estos mapas de una forma más compleja y amplia”.

La exposición postula que el cuerpo es un archivo, de ahí que en ella se valga de performances y lo interrogue a través de técnicas escénicas. “El cuerpo es un vínculo, un medio con el pasado y una forma de dudar, de dar por hecho y volver a dudar varios momentos de nuestra historia”, finalizó Noé Martínez.

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