La IA tiene que encaminarse hacia una función social

Es necesario definir si las nuevas tecnologías pueden ser neutrales o responden a intereses económicos e incluso políticos: Cristóbal Reyes, catedrático del IPN

Ante el acelerado desarrollo de la inteligencia artificial (IA) es necesario replantear el debate para definir si las nuevas tecnologías pueden ser neutrales o necesariamente responden a intereses económicos o incluso políticos.

Para el investigador Cristóbal Reyes Núñez, catedrático del Instituto Politécnico Nacional, toda tecnología, incluida la inteligencia artificial, es un producto social y, por tanto, desde su diseño tiende a priorizar los intereses de determinado grupo social sobre otros.

Al dictar la conferencia La inteligencia artificial no es neutral: acumulación y poder en el capitalismo digital, en la Facultad de Ciencias de la UNAM, el especialista subrayó que las tecnologías son un vehículo para materializar determinados intereses, y en esa medida se puede afirmar que no son neutrales y que cumplen funciones económicas y políticas.

“Es necesario romper con la perspectiva dominante, la cual plantea que las tecnologías son únicamente un instrumento a disposición de quien lo utilice, simplemente un objeto neutro que puede ser empleado a voluntad, para reflexionar y tener en claro que, además de los usos sociales, éstas en sí mismas incorporan determinadas visiones del mundo, relaciones sociales.”

Apuntó que el imperativo principal que rige y determina si una tecnología resulta útil es que rinda ganancias, lo cual no significa que quedan excluidas otras relaciones de poder en su diseño. La inteligencia artificial, de facto, arroja productos sesgados al ser alimentada por millones de datos que son recopilados por plataformas que fueron diseñadas con objetivos e intereses particulares, los cuales pueden ser de diversa índole.

Acumulación y empleo

En relación con el impacto de la inteligencia artificial sobre la acumulación y el empleo, el académico universitario consideró que el tema es todavía motivo de controversia, en buena medida porque el potencial de la IA todavía no es suficientemente claro.

En cuanto a la acumulación, precisó que su uso está altamente concentrado y tiene impactos acotados, toda vez que al centrar la atención únicamente en acrecentar la plusvalía y las ganancias, impide lograr transformaciones más amplias.

Sobre el empleo, añadió, de manera análoga el objetivo de la IA no es aligerar el trabajo u ofrecer mejores servicios, sino servir para la apropiación de ganancias.

Sentido crítico

Por último, Reyes Núñez invitó a los estudiosos de las ciencias de la computación a mirar con extrañeza y sentido crítico el desarrollo de las nuevas tecnologías, porque la forma actual en que se conoce la inteligencia artificial es apenas una entre las múltiples posibles que aún están por descubrirse.

¿Podrían ser las tecnologías y la inteligencia artificial de otra manera? ¿Serían capaces de responder a otros imperativos sociales, por ejemplo, no comerciales?, concluyó.

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