Preside universitaria la Sociedad Americana de Lepidopterólogos

Fue seleccionada de forma unánime por colegas de todo el mundo

Foto: Instituto de Biología.

Expertos en el estudio de mariposas y polillas (grupo Lepidóptera), los científicos de esa especialidad biológica se agrupan en todo el mundo para la investigación de dichas especies, fundamentales en la polinización. Una de las agrupaciones más importantes del mundo, y la más grande del continente en la materia, es la Sociedad Americana de Lepidopterólogos, para la cual fue electa presidenta la académica universitaria Ivonne Janeth Garzón Orduña, del Instituto de Biología (IB).

La investigadora de origen colombiano presidirá ese organismo durante el bienio 2023-2025, cargo para el que fue seleccionada por unanimidad por colegas de todo el mundo.

“La Sociedad agrupa aproximadamente a 1,000 personas de 40 países. Tiene bastante historia, pues comenzó en 1947. Reúne a científicos y aficionados interesados en el estudio de mariposas y polillas, edita una revista científica indizada que se publica cuatro veces al año, en la que miembros y externos de la agrupación pueden publicar sus indagaciones, además de que celebra un congreso anual”, comentó Garzón Orduña, integrante de esta Sociedad desde que era estudiante de posgrado, hace unos 10 años.

Para ser electa, la científica se sometió a una votación en línea, en la que los integrantes de la Sociedad decidieron. “Un comité de la agrupación me escogió sólo a mí, así que fui candidata unánime”, relató.

Como nueva dirigente, planea darle más visibilidad a la Sociedad, pues a veces es muy académica. “Tenemos un componente importante de aficionados, queremos atraerlos más, así como a los estudiantes de la especialidad, en particular a las científicas mujeres. Planeamos que más personas participen en nuestra reunión científica de cada año y que más gente venga a mostrar sus estudios”, señaló.

Servicios ecológicos

La especialista explicó que las mariposas y polillas brindan servicios ecológicos fundamentales en los ecosistemas. El más común es la polinización, pues ambas especies visitan flores y acarrean polen en sus patas y cara (con mayor eficiencia que las abejas), el cual llevan de flor en flor. “Esta labor es muy importante para producir alimentos”, detalló.

Estos pequeños insectos también son fuente de biomasa, pues con ellos se alimentan muchos otros organismos, como los murciélagos y las avispas cuando las polillas y mariposas están en etapa de orugas.

Igual realizan un importante control biológico de plantas, pues como son herbívoros, durante su etapa de orugas, al consumir plantas producen un equilibrio, evitando su sobrecrecimiento. “Participan en esta homeostasis (conjunto de fenómenos de autorregulación) en el ecosistema”, agregó.

Garzón Orduña calculó que en el mundo existen alrededor de 20,000 especies de mariposas y unas 140,000 de polillas. “Las primeras son un componente muy pequeño de la diversidad, se llevan toda la atención porque son muy atractivas y están activas en el día, igual que los humanos. Pero la vasta biodiversidad de estos insectos se concentra en las polillas, que son nocturnas”, dijo.

Comentó que taxonómicamente las mariposas también son polillas, pero activas durante el día; forman un grupo particular que explota la diurnalidad. “Incluso hay algunas polillas que no son mariposas y vuelan durante el día, aunque la mayoría son nocturnas”, detalló.

Dichos insectos tienen una vida breve: están en etapa de huevo sólo unas semanas, son orugas entre 12 y 20 días (dependiendo de la especie) y luego pasan a su fase más vulnerable, que es la pupa o crisálida, en la cual se regenera un animal que parecía un gusano y se convierte en adulto con alas, lengua y escamas que cubren su cuerpo.

“De esa crisálida sale el adulto que vive ocho o 10 meses, otras especies sólo un mes o unas cuantas semanas, porque no se alimentan como adultos; entonces toda su energía la adquirieron cuando eran orugas. En esos casos salen a aparearse y mueren”, explicó.

Las mariposas y polillas son sensibles a los cambios de vegetación, pues por ser herbívoros están atados a ésta. “Cualquier extinción local de una planta será una condena importante para los lepidópteros”.

La especialista explicó que el deterioro ambiental de los ecosistemas afecta a estos insectos. “La fragmentación del hábitat aísla mucho a las poblaciones y reduce las plantas, fundamentales para la perpetuación de estas especies”.

También la luz artificial y las bombillas blancas son una trampa para este tipo de insectos, pues ellos usan la Luna para navegar, y cuando ven una bombilla la confunden con ésta, y persiguen el foco hasta cansarse y morir.

Desde su liderazgo en la Sociedad Americana de Lepidopterólogos, Garzón Orduña planea seguir trabajando en favor de la conservación de estas especies, en la que considera una carrera contra reloj. “Aún hay mucha diversidad que no conocemos y que está desapareciendo”, finalizó.

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