Símbolo de identidad con 70 años de historia

Ha sido escenario de múltiples justas deportivas nacionales e internacionales, aunque se inmortalizó como sede principal de los Juegos Olímpicos de México 1968

¿Alguien sabe cuántas gooooyas gritadas, cuántas interpretaciones del Himno Deportivo Universitario, cuántos gritos de Mé-xi-co, Mé-xi-co lanzados al aire en tres tiempos, cuántas lágrimas de alegría o tristeza, cuántas risas, ira, ilusiones, desencantos, cuántos premios al esfuerzo o reclamos ante la ausencia de éste caben en 70 años? O mejor aún: ¿cuánto de todo esto ha tenido cabida en el Estadio Olímpico Universitario?

Joya arquitectónica considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad, es el segundo recinto deportivo más grande del país, con capacidad aproximada para más de 50 mil espectadores, y es recordado, sobre todo, por haber sido la sede principal de los Juegos Olímpicos de México.

En 1968 ahí se realizaron, además de las competencias de atletismo, las ceremonias de apertura y clausura, calificada esta como la más emotiva y alegre de los Juegos Olímpicos modernos realizados hasta ese momento, porque los atletas participantes hicieron una fiesta en su cancha y pista de tartán, donde cantaron, bailaron y provocaron que los siguiera la gente que abarrotaba las tribunas.

Fotos: Gaceta UNAM.

Maximiliano Aguilar Salazar, director de Deporte Representativo de la Dirección General del Deporte Universitario, desfiló con el contingente mexicano, y fue además competidor en natación en los 100 metros mariposa. “Mi mejor recuerdo fue cuando tuve la oportunidad de representar a mi país en los Juegos Olímpicos de 1968, en los que me tocó desfilar en el Estadio, tanto en la ceremonia inaugural como en la de clausura”.

Aventuras y experiencias inolvidables para Aguilar Salazar, quien después fue integrante del equipo nacional de polo acuático en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 y de Montreal 1976.

Ascenso histórico de Enriqueta Basilio.

La verdadera inauguración

Concebido por los arquitectos Augusto Pérez Palacios, Raúl Salinas Moro y Jorge Bravo Jiménez, el Estadio, en una hondonada, tuvo su primera piedra el 7 de agosto de 1950. Planeado desde el principio, con una visión de futuro del deporte, se utilizaron los adelantos tecnológicos más modernos de la época y también contemplaron la parte artística del inmueble, tarea encargada al gran muralista y pintor Diego Rivera, quien en sus taludes plasmó parte del mural La Universidad, la familia y el deporte en México, obra que lamentablemente quedó inconclusa por el fallecimiento del autor.

El Estadio Universitario (su primer nombre) fue inaugurado el 20 de noviembre de 1952 por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés y el rector de la UNAM, Luis Garrido Díaz, y con las primeras actividades de los II Juegos Juveniles Nacionales.

Sin embargo, en la memoria colectiva se ha preservado la idea de que la inauguración del Estacio de CU fue con el clásico de futbol americano número XXIV entre los Pumas de la UNAM y los Burros Blancos del Instituto Politécnico Nacional, partido vibrante realizado el 29 de noviembre –fecha en la que se inscribe el primer lleno hasta “el bote”–, sobre el cual los periódicos de la época reportan la asistencia de más de cien mil espectadores, y para ello mostraban gente ocupando pasillos, las “bardas interiores o copete del inmueble”, e inclusive gente –principalmente jóvenes estudiantes– instalada en la parte de la zona lateral a la cancha.

Día especial para los Pumas, en un vibrante encuentro, porque en los últimos minutos dieron la vuelta al marcador y vencieron a su acérrimo rival 20-19. Desde entonces, el Estadio ha sido casa del equipo de futbol americano y de los felinos universitarios en general.

Para 1955 se realizaron los Juegos Panamericanos, con la participación de más de dos mil 500 atletas de 22 naciones en el desfile inaugural, durante el cual también hubo un torneo de futbol en formato de liga.

En 1956 el activo recinto universitario recibió el Campeonato Panamericano de Futbol Soccer, en el que la selección de Brasil se quedó con el título y México se ubicó en quinto lugar.

El gran evento fue en 1968, con la inauguración de los Juegos Olímpicos. Antes se habían realizado las modificaciones necesarias al campo y a la pista se le colocó tartán, así como mejoras al alumbrado para atender las necesidades de las competencias que ahí se realizarían.

También se estrenó la pizarra electrónica y se cambió el pebetero por uno más moderno, que encendería la joven deportista de apenas 20 años, Enriqueta Basilio, primera mujer responsable de portar en su última fase el fuego olímpico, luego de subir los 93 escalones que unieron la pista con el pebetero. Así iniciaron oficialmente los Juegos.

En 1986 fue una de las sedes de la Copa Mundial de Futbol, y en 1990 también lo fue de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Recinto multiusos –al albergar competencias atléticas, de futbol americano y de soccer, galas atléticas, maratones, conciertos de rock, ceremonias deportivas, exámenes de ingreso a la Universidad Nacional, entre otras–, ha sido testigo de cómo se convirtieron en campeones sus equipos de futbol americano de categoría mayor, así como el ascenso a primera división de su escuadra profesional de futbol soccer y varios de sus siete campeonatos.

Para Aguilar Salazar, el futbol americano es el deporte insignia de la UNAM y el Estadio su casa durante 70 de los 95 años que cumple esa disciplina en la Universidad, antes de que se formara la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano, tiempos en los que las victorias se celebraban en las tribunas con el encendido de las antorchas para vitorear a los equipos triunfadores.

El Olímpico Universitario conserva su arraigo entre la comunidad de Pumas. “Es un Estadio que no pasa de moda, con capacidad para más de 50 mil aficionados, accesos, entradas y salidas adecuadas, y sigue siendo uno de los mejores recintos de gran capacidad”, concluyó.

El Estadio Olímpico Universitario se viste de fiesta para celebrar su 70 aniversario este domingo 20 de noviembre. Será una gala deportiva para evocar aquella misma fecha de 1952, cuando se inauguró el inmueble en el marco de la apertura de los II Juegos Juveniles Nacionales.

Para esta jornada deportiva se contará con la presencia simbólica de los jugadores sobrevivientes del primer clásico de futbol americano que se llevó a cabo en el Estadio Olímpico Universitario, entre la UNAM y el Politécnico, efectuado nueve días después de su inauguración.

Asimismo, en el evento se premiará a los ganadores de los concursos que se organizaron en el marco de esta celebración por el septuagésimo aniversario: dibujo y pintura, logotipo, ensayo y fotografía vivencial. Estarán presentes los ganadores y jurados.

Además, se entregará un reconocimiento a las personas que ascendieron con el Club Universidad Nacional a primera división del futbol profesional en 1962, ya que este equipo se encuentra íntimamente ligado a la historia del Estadio Olímpico Universitario.

En la ceremonia también estará presente un familiar heredero de uno de los arquitectos del Estadio, Augusto Pérez Palacios. El evento iniciará de manera solemne con el desfile de integrantes de las 91 disciplinas del deporte universitario. Antes de la entonación del Himno Deportivo Universitario, se desplegará una bandera monumental de México, y se interpretará el Himno Nacional, esto previo a exhibiciones de charrería, ulama, gimnasia, porras y animación, dispersas entre cuatro bloques de pruebas de atletismo.

El evento comenzará a las 10 horas del domingo 20 de noviembre, y el acceso a las gradas será libre. Culminará de una forma festiva, con la presentación del grupo musical Los Gatos Rockabilly.

Omar Hernández

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