“Soy una reliquia arqueológica y sigo vigente por Zoom”

Comparte ese mérito con Luisa Josefina Hernández; entrega de reconocimientos al personal académico y administrativo

Foto: Francisco Parra.

La mascarilla es un dedo que oculta el sol de su sonrisa. No es un diploma más el que sostiene con sus herramientas de escritura, es el simbólico documento que la UNAM, a través de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), le confirió a Margo Glantz para investirla, junto con Luisa Josefina Hernández (quien no pudo acudir a la ceremonia), como integrantes de su personal académico con mayor antigüedad: 62 años.

Es la misma que en la página siete de aquella Gaceta UNAM del lunes 24 de septiembre de 1962 daba cuenta del curso Historia del Teatro, que impartía cuando el rector era Ignacio Chávez: Margo Glantz Shapiro, profesora emérita de Filosofía y Letras.

Mary Frances Rodríguez Van Gort, directora de la FFyL, le entregó una presea, y la comunidad hizo lo propio con la ovación y el afecto más sonoro de la ceremonia, entre más de un centenar de integrantes del personal académico y administrativo que alcanzaron de entre 10 a 60 años de antigüedad.

“Ingresé a la Preparatoria en 1945; en 1947 entré a la FFyL; en 1958 empecé a enseñar en la Preparatoria 4 Vidal Castañeda y Nájera, y un año después, aquí. Así que como digo siempre: soy una reliquia arqueológica. Llevaba tiempo de no venir a la Facultad… Quiero que la cuidemos, que nos preocupemos por ella. ¡Viva la Universidad, viva!”, rubricó.

Antes, en entrevista, la candidata al Premio Príncipe de Asturias 2011, y Beca Guggenheim 1998, dijo que es una sobreviviente heroica. “No vengo a la Facultad ya, pero he seguido. He tenido muchos cursos por Zoom, aquí y en varios países, como España, Francia y algunos de Latinoamérica. Sigo muy vigente afortunadamente”.

60 años de docencia: “¿Qué barbaridad, no? Me da mucho gusto, es una de mis mayores satisfacciones, ser profesora y haber tenido el gusto de que muchos de mis alumnos se convirtieran en profesores y en mis amigos, y además el hecho de estar con jóvenes, de alguna manera rejuvenece a los viejos”.

Con gran dicción, que delató su lucidez, Margo Glantz recordó que la sorprendió el Movimiento Estudiantil del 68 en las aulas, y recordó que muchos de sus alumnos estuvieron presos y algunos otros exiliados, justo cuando dirigía la revista Punto de Partida, que fundó en 1966.

Evocaciones

Otra emblemática docente de la antes Escuela de Altos Estudios, Griselda Gutiérrez Castañeda, profesora de la licenciatura en Filosofía, en la que ha transcurrido 47 diciembres, recibió su reconocimiento por 45 años de trabajo académico.

“Sigo laborando plenamente, con mucha energía, con mucho entusiasmo y preocupación por estas circunstancias que nos han tocado vivir, que lamentablemente nos ha expulsado de nuestros espacios naturales”, pronunció con su voz que parece conservar intacta desde 1970 cuando ingresó como estudiante en la FFyL.

Así, en el Pasillo de las Humanidades, junto al Jardín de los Cerezos, transcurrió la pospuesta ceremonia de Entrega de Reconocimientos por Antigüedad 2019 y 2020 al Personal Académico y Administrativo de dicha instancia.

Uno a uno desfilaron decenas de profesoras, profesores, así como de las y los trabajadores que hacen posible el metabolismo universitario, sin perder de vista las medallas conmemorativas que fueron desde los 10 hasta los 60 años de compromiso con la Universidad de la Nación.

Otro de los momentos de honda emotividad fue cuando Ruth Peza López, trabajadora con medio siglo de labor, recibió su insignia de antigüedad.

En nombre de la base trabajadora, Ruth Peza rememoró que, nerviosa y confundida, inició su periplo laboral como auxiliar administrativa el 25 de agosto de 1968. Después miraba el campus central desde el cuarto piso de la Torre de Rectoría, desde donde asistía a Fernando Solana, su jefe, entonces.

Vinieron varias metamorfosis, y así su deseo continuo de forjarse como universitaria integral la llevó a cursar no sólo la licenciatura en Derecho, sino también la maestría y ahora, aseguró, va por el doctorado.

“He sido testigo del incesante crecimiento de las dependencias universitarias donde he trabajado. Es aquí en la Universidad donde se aprende a ser respetuosa y tolerante, sobre todo aquí, en la complicada pero maravillosa Facultad de Filosofía y Letras”, concluyó entre lágrimas y aplausos.

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